LA ESTRELLA GALA

Hace ya años que comencé a dar forma a mi primera novela, que una idea prendió en mi cabeza. La chispa debió encontrar un entorno propicio, porque visto el tiempo transcurrido y todo lo que me ha sucedido desde entonces, perfectamente podía haberse ahogado en el olvido. Aseguraba un conocido escritor en twitter que todo el mundo cree que puede escribir una novela. Más allá de la arrogancia implícita en la frase, creo que para escribir una novela hace falta un punto de osadía y de indiferencia al ridículo que no mucha gente posee, porque el riesgo de acabar escribiendo un truño y no ser consciente de ello es también alto. Cantar en la ducha es una cosa, pero cuando uno se anima a hacerlo en público, la cosa por lo general no acaba bien.

Podría alegar que los años transcurridos han sido el resultado de un proceso de maduración, de paciencia y detalle, aplicados al proceso de escritura, pero de hacerlo estaría primero mintiendo, y traslando además la espectativa futura de una obra maestra, y mi indiferencia al ridículo no llega a ese nivel. Consecuencia de la absorvente actividad laboral y militante en ELA, en un contexto de creciente hostilidad para la clase trabajadora, así como de circunstancias personales y de salud difíciles, mi dedicación a la creación literaria ha sido tan limitada como inconstante, todo lo contrario a una producción seria y organizada. Seguiré no obstante adelante, sin autoexigencias que mi salud ahora mismo no me permite siquiera plantearme, con la única garantía de que nada que yo no crea que merezca la pena verá la luz; es mi única línea roja para un proyecto que sigue obstinadamente vivo.